martes, 31 de marzo de 2009

hermenéutica y cultura en Richard Rorty

hermenéutica y cultura en Richard Rorty

1. Epistemología y hermenéutica

Después del desmontaje de la epistemología[1], como intento de sistematizar las condiciones de representación del mundo, Rorty ofrece su propia versión de la hermenéutica.

La hermenéutica Rortyana no es un método ni una disciplina que permita acceder a representaciones más ajustadas que la epistemología[2]; la hermenéutica no es una alternativa histórica para suceder a la epistemología en su intento de representar más y mejor la realidad.

La hermenéutica no constituye una opción diversa con la pretensión de representar la realidad; ella comporta la esperanza de que esa pretensión no llegue a concretarse.

La hermenéutica ensaya “la esperanza de que el espacio cultural dejado por el abandono de la epistemología no llegue a llenarse”.[3]

El contraste entre epistemología y hermenéutica puede ser explicado por referencia al concepto Kuhniano de conmensurabilidad (kuhn 1962). La epistemología supone la conmensuración de los discursos; esto es, la susceptibilidad de los discursos para ajustarse a un conjunto de reglas, que resuelvan en todo caso, cualquier conflicto posible entre diversas afirmaciones.

La construcción de una epistemología aspira a “encontrar” la máxima cantidad de terreno que se tiene en común con otros; en este sentido, el comportamiento epistemológico supone, que ese terreno común existe[4].

La hermenéutica, a diferencia de la epistemología, no supone un terreno conmensurable para los discursos; “la hermenéutica ve las relaciones entre varios discursos como los cabos dentro de una posible conversación, conversación que no presupone ninguna matriz disciplinaria que una a los hablantes”[5].

Se adopta una actitud epistemológica cuando se pretende hallar rasgos comunes en los distintos discursos que intervienen en una conversación, cuando se supone la existencia de un conjunto de reglas meta discursivas a las cuales es posible echar mano para zanjar las diferencias entre diversas perspectivas discursivas;

“seremos epistemólogos cuando creamos que el papel de filósofo es el de un supervisor cultural que conoce el terreno común de todos y cada uno de los discursos que intervienen en una conversación”[6].

En cambio, se adopta una actitud hermenéutica cuando se descree de la existencia de un terreno común a todos los hablantes, cuando se crea que “salvar” las diferencias en una conversación no tiene nada que ver con la reducción (y conmensuración) de los discursos a un conjunto de reglas previas; “seremos hermenéuticos cuando creamos que el papel del filósofo, es simplemente el de un intermediario socrático entre varios discursos[7], cuando mantengamos la “simple esperanza” de llegar a acuerdos fructíferos, cuando estemos dispuestos a adquirir la jerga de nuestros interlocutores en vez de traducirla a la jerga propia.

La forma habitual de tratar la relación entre hermenéutica y epistemología es sugerir que se dividan la cultura entre sí –la epistemología se ocuparía de la parte “cognitiva”, seria e importante y la hermenéutica de todo lo demás. Este tratamiento de la epistemología y la hermenéutica se origina en el trazado de Dilthey de la línea divisoria entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu.

La división de Dilthey se asienta sobre el supuesto de que el mundo tiene determinadas articulaciones y, que las diversas áreas de la cultura, deben atender a esas articulaciones al momento de investigar la realidad.

Para Rorty,

“la línea divisoria entre los respectivos dominios de la epistemología y la hermenéutica no consiste en la diferencia entre las ciencias de la naturaleza y las ciencias del hombre, ni entre hecho y valor, ni entre teórico y práctico, ni entre conocimiento objetivo y algo más viscoso y dudoso. La diferencia es simplemente cuestión de familiaridad.”[8]

Recurriendo nuevamente al lenguaje Kuhniano, se puede afirmar que “la línea divisoria entre los discursos que pueden hacerse conmensurables y los que no, es meramente la que hay entre discurso “normal” y discurso “anormal”[9].

El discurso normal es aquel que se realiza dentro de un conjunto admitido de convenciones sobre lo que debe tenerse por aportación relevante, lo que debe tenerse por respuesta a una pregunta, y lo que debe tenerse por un buen argumento a favor de esa respuesta o una buena crítica contra la misma. El discurso anormal es lo que ocurre cuando interviene en el discurso alguien que ignora esas convenciones o que las deja de lado.

“La episteme es producto del discurso normal –el tipo de afirmación en que pueden estar de acuerdo que es verdadera todos los participantes a quienes los otros participantes tienen por “racionales”; la hermenéutica, en cambio, es el estudio de un discurso anormal desde el punto de vista de un discurso normal.”[10]

Epistemología, normalidad, conmensuración, familiaridad, son términos de un mismo léxico; hermenéutica, revolución, inconmensurabilidad y poco conocido, son expresiones que pertenecen a otra forma de hablar.

Mientras que la epistemología aspira a la conmensuración discursiva y al mantenimiento de la “normalidad”, “la hermenéutica mantiene la intención de convertirnos en otras personas, en rehacernos a nosotros mismos[11].

La hermenéutica, nos edifica (Bildung), ella constituye una filosofía que, a una vez, nos realiza y educa. Si se acuerda con Gadamer en que “la Bildung no tiene fines fuera de sí mismo[12], entonces la hermenéutica persigue una objetividad que debe entenderse como conformidad con las normas de justificación que encontramos sobre nosotros y no como algo extra comunitario que pueda tener una validez universal.

“El interés de la filosofía edificante es hacer que siga la conversación más que encontrar la verdad objetiva”[13]; en este sentido “se considera a los seres humanos como generadores de nuevas descripciones, más que como seres de quienes se espera que sean capaces de describir con exactitud”[14].

El intento de edificarnos puede consistir en la actividad hermenéutica de establecer conexiones entre nuestra propia cultura y alguna cultura o período histórico exótico”;[15]

En “Philosophy and the Mirror of Nature”, Richard Rorty propone un abandono terapéutico de la filosofía como epistemología que comporta un antirrepresentacionalismo en el que se dejan de lado, entre otras, las ideas de esencia y sujeto. La epistemología, en tanto pretensión de representaciones privilegiadas, constituye un obstáculo para una conversación que no aspire a la conmensuración.

La epistemología se muestra como un candidato a “normalizar” los discursos que nos resultan desconocidos, contribuye a la reafirmación de nuestro modo de entender las cosas; ella vuelve conmensurables otras culturas por la asimilación de las mismas a la cultura propia y, por esto, comprende un inconveniente para construir conversaciones más allá de “nuestra normalidad”.

La hermenéutica, por su parte, constituye una conversación que nos posibilita ir más allá de nuestras fronteras culturales (espacio temporales) ampliando nuestras conversaciones; ella, en tanto discurso de re-creación y apertura, requiere una consideración particular del lenguaje.

2. lenguaje y conversación

Con Wittgenstein, Rorty echa mano a la expresión ‘juegos de lenguaje’ (Sprachspiel); ésta señala el hecho de que los significados de las palabras se constituyen en relación con el uso, es decir que, el sentido de las oraciones coincide con su empleo”[16].

La elección de un “juego de lenguaje” se encuentra emparentada con los propósitos y los intereses de los jugadores. Los juegos de lenguaje evolucionan según los límites de nuestra imaginación y nuestros propósitos y “lo mejor que uno puede hacer es recordar que no está hablando el único lenguaje posible”[17].

El lenguaje es un hecho histórico contingente que abre a la consideración de otros lenguajes y otras comunidades.

Pensar el lenguaje como tal (...) es pensar en el hecho de que ningún lenguaje es fatídico o necesario… olvidar la apertura de los seres es olvidar la posibilidad de lenguajes alternativos, y por tanto seres alternativos a los que conocemos...Esto significa olvidar que ha habido otros seres alrededor, seres que estamos encubriendo al jugar los juegos de lenguaje que jugamos, y al realizar las prácticas que realizamos”[18].

Los “juegos de lenguaje” “están emparentados entre sí de muchas maneras diferentes (...) y la expresión que mejor caracteriza los parecidos entre aquellos juegos es la expresión “parecidos de familia” (familienählichkeiten)”.[19]

El “parecido de familia “de “los juegos de lenguaje” posibilita el entretejido de nuestros léxicos con otros léxicos y la creación de un tapiz multicultural si se entiende la cultura como una conversación más que como una estructura levantada sobre fundamentos[20]”.

Los diversos significados del término cultura han originado un sinnúmero de confusiones y desencuentros al momento de pensar las relaciones interculturales.

Las culturas no son estructuras arquitectónicas infranqueables que siguen el modelo axiomático de la geometría.

“Las geometrías alternativas son irreconciliables porque tienen estructuras axiomáticas y axiomas contradictorios. Están diseñadas para que sean irreconciliables. Las culturas no están diseñadas de ese modo, y no tienen estructuras axiomáticas”[21]

Existe una multiplicidad de juegos de lenguaje; estos juegos remiten a diversas formas de vida[22]. Las relaciones entre diversas culturas son posibles por las conversaciones entre distintos juegos lingüísticos.

Siguiendo a Wittgenstein en la idea de que “no hay nada en absoluto común a los diversos juegos de lenguaje”,[23] Lyotard entiende que aquél apunta a divisiones insalvables entre islas lingüísticas[24].

Lyotard postula la inconmensurabilidad de los distintos juegos de lenguaje. A partir de ésta, entiende que es imposible la superación de la diversidad cultural por una vía no violenta.

El devenir de los relatos en fábulas, por la crisis de las meta narrativas que han servido de justificación para los mismos, impide el tejido de narrativas edificantes. El derrumbe de la metafísica se traduce, para el francés, en el reconocimiento de una multiplicidad de mundos, de nombres y de culturas carentes de unidad[25].

Rorty comparte el descreimiento en meta narrativas que puedan fundamentar la construcción de narrativas que superen la diversidad cultural. Sin embargo, ese descreimiento no le impide tener esperanzas en el tejido de nuevas narrativas más inclusivas.

La esperanza, se funda en la creencia de que distintos juegos lingüísticos pueden entablar conversaciones que permitan transformar y enriquecer a los jugadores.

“Es necesario distinguir entre la no aceptación del supuesto epistemológico de un único lenguaje de medida que proporcione un idioma al cual reducir cualquier teoría, jerga poética o cultura nativa y la existencia de lenguajes no aprendibles”.[26]

La hermenéutica, como modelo de conversación, no tiene la pretensión de conmensuración de la epistemología ni necesita de sus supuestos.

“la existencia de lenguajes no aprensibles parece incoherente, ya que no se ve como podríamos averiguar cuando nos hemos topado con una práctica humana que se sabe lingüística y a la vez tan ajena que tuviésemos que abandonar toda esperanza de conocer como sería participar en ella”[27].

La inconmensurabilidad de los juegos lingüísticos constituye un obstáculo para entablar conversaciones interculturales, sólo cuando el propósito de esas “conversaciones” es la conmensuración del discurso foráneo; sólo cuando se presupone que todos somos portadores de algo como reglas lingüísticas que regulen qué y cuándo decimos lo que decimos.

Una vez que nos despojamos de la distinción entre contenidos y esquemas lingüísticos y, que se deja de lado la idea de que el hombre es portador de reglas lógicas, todo lo que se necesita para aprehender otros juegos y poder conversar con otras culturas es curiosidad, tolerancia, paciencia, suerte y trabajo.

“Las diferencias culturales no son de especie diferente a las diferencias entre teorías antiguas y nuevas (revolucionarias) propuestas en una misma cultura”[28]. Sostener la imposibilidad de conversaciones interculturales sería el equivalente a sostener nuestra incapacidad para evolucionar lingüísticamente.

Si se considera el aprendizaje del lenguaje como la adquisición de una habilidad, no nos sentiremos tentados a preguntar qué meta habilidad permite semejante adquisición[29].

Lyotard pone énfasis en la inconmensurabilidad de los juegos lingüísticos, por esto concibe las culturas como “islas lingüísticas” y niega la posibilidad de relaciones interculturales.

Rorty hace hincapié en el carácter aprensible que tienen los juegos y en la familiaridad de los mismos, y afirma que no hay impedimento lingüístico alguno para construir puentes interculturales.

La epistemología de Lyotard se emparienta con la idea de Adorno de que, después de la crítica a la metafísica, no hay posibilidad de una unidad del lenguaje si no es a través de la fuerza ya que para él “la existencia de discursos inconmensurables e intraducibles arroja dudas sobre el contraste entre fuerza y persuasión[30].

La hermenéutica pragmática[31] de Rorty se propone como una creencia alternativa no-violenta a la pretensión de conmensuración en las conversaciones interculturales y se emparienta con un pensamiento débil que sugiere posibilidades interesantes para la cultura contemporánea[32].

Bibliografía

  • Lyotard, Francois: La condición postmoderna. Planeta. Barcelona. 1993
  • Richard Rorty. La Filosofía y el espejo de la naturaleza. Cátedra. Madrid. 2000
  • Rorty, Richard: Ensayos sobre Heidegger y otros filósofos contemporáneos. Paidós. Barcelona. 1993.
  • Wittgenstein, Ludwig: Investigaciones filosóficas. UNAM. México.1988



[1] Richard Rorty. La Filosofía y el espejo de la naturaleza. Cátedra. Madrid. 2000. Primera y segunda parte.

[2] Ibídem. Página 287.

[3] Ibídem. Página 287.

[4] El realismo supone que ese terreno común está fuera de nosotros, el idealismo supone que esta dentro de nosotros y, la filosofía analítica ha imaginado que estaba en el lenguaje.

[5] Richard Rorty. La Filosofía y el espejo de la naturaleza. Ibídem. Página 289

[6] Ibídem. Página 289

[7] Ibídem. Página 289

[8] Ibídem. Página 292.

[9] Ibídem. Página 291.

[10] Ibídem. Página 292

[11] Ibídem. Página 324

[12] Ibídem. Página 328.

[13] Ibídem Página 340

[14] Ibídem Página 341

[15] Ibídem Página 325.

[16] Ibídem Páginas 35 y 137.

[17] Rorty, Richard: Ensayos sobre Heidegger y otros filósofos contemporáneos. Paidos. Barcelona. 1993. Página 73.

[18] Ibídem. Página 72.

[19] Wittgenstein, Ludwig: Investigaciones filosóficas. UNAM. México.1988.Páginas 87-88.

[20] Rorty, Richard: Objetividad, relativismo y verdad. Paidos. Barcelona. 1991. Página 45.

[21] Ibídem. Página 45. Véase además: Rorty, Richard: Pragmatismo y política, Paidós. Barcelona, 1998. Páginas 81-105.

[22] Wittgenstein, Ludwig: Investigaciones filosóficas. Op cit.paginas 31 y 39.

[23] Ibídem. Páginas 65 y 66.

[24] Rorty, Richard: Objetividad, relativismo y verdad Op cit. Página291

[25] Ibídem. Página289.

[26] Ibídem. Página 291.

[27] Ibídem. Página 291

[28] Ibídem. Página 290

[29] Ibídem. Página. 291

[30] Ibídem. Página. 289.

[31] Enrici, Aldo: La hermenéutica pragmática. UNPA. Río gallegos. 2000.

[32] Rorty, Richard: Ensayos sobre Heidegger y otros filósofos contemporáneos. Op cit. Página 22.

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  • aaah: que esto se convierta en red, sin propietarios. Por eso amigos de Google, MSN, Facebook, estamos a un paso del sueño de Marx. Solo falta que renuncien a la propiedad del aire.
  • ah la petulancia de Nietzsche, abusando de su enfermedad para ser inmune
  • AH. LA PETULANCIA DE SOCRATES CUANDO DIJO "SOLO SE QUE NO SE NADA".:LO CORRECTO ES EL ENUNCIADO "EL QUE NO SABE NO LO SABE". SOCRATES ANTICIPÓ A DESCARTES COMETIENDO EL MISMO ERROR, LA MISMA MODESTIA INTELECTUAL, QUE LUEGO DIJO "NO DUDO QUE DUDO". PUEDO DECIR "SOLO DIGO QUE NO HABLO". POR ESO ESTAS JUGADAS DEL LENGUAJE SON MUY LEJANAS Y CONFUNDEN. SOCRATES SABIA Y NO ERA UN SABIO. NO SE PUEDE ESTAR TAN SEGURO DE QUE NO SE SABE, DE QUE SE DUDA, DE QUE SE EMPLEA EL LENGUAJE.
  • basta de mirar las ilusiones
  • cuando mas se persigue algo mas se depende
  • LA TRAGEDIA INVOLUCRA AL AUTOR
  • LA VERDAD NO ES UNA PERO DEBE SER ALGO
  • solo se ama a los hijos como se debe amar a una mujer
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