sábado, 22 de agosto de 2009

LA ESTETICA DE SAN SEBASTIAN


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San Sebastián de Pierre et Gilles
“La vida moral del hombre forma parte de los temas
del artista, pero la moralidad del arte estriba en el uso
perfecto de un medio imperfecto” (Oscar Wilde)


¿Puede lograr un artista identificarse con su obra? ¿Puede haber una fusión entre la imagen que el artista construye de sí mismo y la imagen que representa en el cuadro?

Es de suponer que la figura que los artistas han construido de sí haya requerido de varios imperativos: pensar un proyecto, hacerse reconocidos, adquirir prestigio; pero también es necesario, al mismo tiempo, forjarse de una identidad: ser francés, ser gay, ser artista. Si parafraseamos la pregunta de Foucault podríamos interrogarnos sobre “¿Qué es un artista?” e inmediatamente volver a preguntarnos por esa “ficción que el artista crea”. La inestabilidad de la identidad de la instancia en que el artista crea se materializa en esa creación, aunque sin fijar rasgos unívocos sino que acompaña la polisemia y la ambigüedad de la obra.

La estética camp implica una fuerte ironía autorial, por donde se manifiesta con mayor fuerza el lugar donde se emite la enunciación. Como autor de culto de los escritores camp, así también como para los analistas del fenómeno, se presenta en los estudios actuales de la lengua inglesa la figura de Oscar Wilde. Ella es la suscita la mayor atención, en tanto figura evidente de una provocación social en el borramiento entre arte y vida.

Pierre et Gilles se conocieron en un otoño europeo de 1976. Cuentan que, por aquél tiempo, en paralelo a sus trabajos en prensa, Pierre solía fotografiar a sus amigos como hobby y que, cansado porque los colores de los retratos no terminaban de obtener la intensidad que esperaba, se le ocurrió que Gilles pintara encima, lo que fue lo seminal de su estilo: la mezcla: la foto-pintura.

“Cuando era niño, tenía plantas artificiales de colores y fotos de Sansón y Dalila en mi cuarto, y eso era una provocación dentro del mundo cerrado que era mi entorno: mis padres eran el paradigma del buen gusto francés.”, cuenta Pierre.

Podríamos decir que ya en los inicios, en el recorrido que va desde el paso de una actividad (pinto) a un ser (soy artista), se percibe una búsqueda de Pierre: incomodar el buen “gusto francés”, de abrir nuevos campos de acción en el arte, re-significando nuevos contextos.

Hay en la etimología de la palabra camp, del francés “se camper”, que significa “plantarse en actitud arrogante, provocativa (ante algo o alguien)”. Susan Sontag recupera el vocablo para el arte fijando al concepto la idea de una “sensibilidad que


daría base a cierto tipo de gusto”. Según la escritora, el/lo camp convertiría lo “serio” en “frívolo” y sería una manera de mirar al mundo como fenómeno estético. Esta sensibilidad camp, diría más tarde, es no comprometida y despolitizada o, al menos, apolítica.

Hay algo de impostura ante lo establecido que emparenta a Pierre et Gilles con San Sebastián: los artistas lo hacen con su obra, el santo en su accionar. Los artistas frivolizan lo santificado.

Sebastián puesto a elegir entre el ser soldado romano o abrazar la causa cristina no duda: elige a Cristo. Las consecuencias fueron el “castigo hasta morir” impuesto por el emperador Maximiano. El premio: ser santificado por el cristianismo. Tiziano lo inmortalizó en el cuadro San Sebastián en 1570.

Si hiciéramos una lectura inicial del San Sebastián de Pierre et Gilles, podríamos decir que hay cierto desafío en la mirada del joven y también de pose. El efebo, de cuerpo casi esculpido y de torso perforado por dos saetas, aunque sin hemorragias, no parece aquejado por el sufrimiento sino, al contrario, por el goce. Goza con la contemplación del otro. Es, el santo de Pierre Gilles, un mártir que se consume para (en) el gozo.

En el San Sebastián cristiano pintado por Tiziano, en su martirio, hay rastros de heridas y también de dolor. Su cara ya no es de pose, ni mucho menos de provocación. Hay un dolor inflingido para purificarlo, para corregirlo por medio del dolor: hay una pedagogía del dolor.

El San Sebastián de Tiziano fue tomado, con el tiempo, como ícono gay. Pierre et Gilles, gay confesos, toman esa pintura y la re-significan. Hacen de aquella pintura, otra, con una nueva mirada de la realidad, ergo: ponen bajo sospecha la tradición.

La capacidad del camp para expandirse radica, justamente, en que utiliza la parodia del discurso gay para hacer de él un cuestionamiento social y, por lo tanto, catapultarlo a sátira de toda la sociedad.

Esta nueva estética, podría decirse, inscribe en los discursos culturales una continuidad con el pasado, con la tradición, en tanto conectará de manera intertextual con otros discursos (o actitudes) de la sociedad y también en otros tiempos. Esto es: una repetición con la diferencia crítica, y ese suplemento, ese tiempo, está dado por el devenir.

Pierre et Gilles construyen obras montadas en un espacio imaginario con cuerpos no naturales: artificio como formas de crear. En el San Sebastián hay una percepción gay masculina que va a contramano de las imposiciones que la sociedad coloca sobre la sexualidad. Que los artistas hayan tomado la figura de un santo para reemplazarlo por la de un modelo debería leerse como el pasaje del altar serio del arte hacia la desacralización.

Creemos que la visión que se presenta lejos está de ser un llamado a la integración de los gay en la sociedad sino que, más bien, es esa visión “desencajada” de lo real, fuera de tiempo, la que predomina en el mundo que se describe de tal forma que absorbe todo los que lo circunda. Artistas, obra y tiempo con-fundiéndose en una ficción.

José Amícola, Camp y posvanguardia. Manifestaciones culturales de un siglo fenecido. Buenos Aires: Paidós. 2000: p. 50.
José Amícola y José Luis de Diego (comp.). Literatura. La teoría literaria hoy. Conceptos, enfoques, debates. Buenos Aires: ediciones Al Margen. 2008; en Amícola, Camp. P. 284.
José Amícola, Op. Cit: p.55.

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  • aaah: que esto se convierta en red, sin propietarios. Por eso amigos de Google, MSN, Facebook, estamos a un paso del sueño de Marx. Solo falta que renuncien a la propiedad del aire.
  • ah la petulancia de Nietzsche, abusando de su enfermedad para ser inmune
  • AH. LA PETULANCIA DE SOCRATES CUANDO DIJO "SOLO SE QUE NO SE NADA".:LO CORRECTO ES EL ENUNCIADO "EL QUE NO SABE NO LO SABE". SOCRATES ANTICIPÓ A DESCARTES COMETIENDO EL MISMO ERROR, LA MISMA MODESTIA INTELECTUAL, QUE LUEGO DIJO "NO DUDO QUE DUDO". PUEDO DECIR "SOLO DIGO QUE NO HABLO". POR ESO ESTAS JUGADAS DEL LENGUAJE SON MUY LEJANAS Y CONFUNDEN. SOCRATES SABIA Y NO ERA UN SABIO. NO SE PUEDE ESTAR TAN SEGURO DE QUE NO SE SABE, DE QUE SE DUDA, DE QUE SE EMPLEA EL LENGUAJE.
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  • cuando mas se persigue algo mas se depende
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