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el salto de Gabilondo
Es tal vez de sabios perder, perderse, entrar al bosque. Es cierto que Angel Gabilondo quizas sea alcalde de Madrid, o que quizás sea un profesor que quiso ser político. Dependerá de las elecciones y de sus resultados. Conviene no ignorar que Madrid tiene una tendencia a ser muy señorial y Gabilondo da la impresión de ser un aristocrático de la democracia, un Tory social, anarquista noble ,foucaultiano. Algo así como un Bentrand Russell,
no tan virtuoso filosóficamente, aunque un retórico de la altura de Cicerón. De esos que hacer obras con sus palabras.
Espero que sea alcalde de Madrid, que camine por Chueca con sus dotes de caballero, que este orgulloso hijo de carnicero y aspirante a jugador de fútbol, a eurodiputado, siga tan soñador como pocos.
Cómo puede ser un filósofo y ex Rector universitario candidato a presidente de la comunidad Madrid. Pues porque desea gobernarse a sí mismo. Y en las peores circunstancias deberá probar su desafío que diariamente nos decía que era la obligación de la filosofía, del filósofo, del ser humano.
Sostengo que Gabilondo no querrá y no podrá defraudar a sus alumnos. El habla de verdad en público, habla en público, habla de verdad.
No le ha ido políticamente bien en política, aunque es un extraordinario político universitario. Esperamos que gane para someterse a esas tentaciones que ponen en juego el gobierno de sí, como tecnología del yo madrileño. Un vasco catalán gobernando tierras de CR7, fanático forofo del Real Madrid, aunque admitió, muy a su pesar, frente a mí, que Santiago Bernabéu era amigo de Francisco Franco. Prefiere gobernar Madrid aunque algunas verdades salgan a luz sus aspiraciones a ser un gobernante pacífico, honesto. Ha dicho que por ahora Podemos, esa fuerza de jóvenes cansados de corrupción, parece ser un "veremos". Prefiere someterse a la voluntad democrática aunque sabe que podrá perder. La democracia está por encima de la filosofía según Richard Rorty, -sobre quien hice la tesis doctoral bajo su dirección- y según muchos otros cientistas. Por encima de Angel Gabilondo y de la filosofía que pregona, hay una filosofía pública del acuerdo fructífero por sobre la verdad científica, de la sabiduría sobre la ignorancia. Gabilondo tiene sabiduría y los que estudiamos filosofía amamos a los sabios como Mandela, como Luther King. Entiendo que Gabilondo lo es.
cuando nos referimos a la innovación o a la investigación no faltan quienes tienen una inexplicable tendencia a considerar que son lujos sobreañadidos en tiempos de crisis. Pero son decisivas para cualquier respuesta sensata. Podríamos pensar, sobre todo desde una política equivocada, que ahora es el momento de ocuparnos casi exclusivamente de los asuntos económicos y que ya vendrán posteriormente, si llega el caso, otras atenciones. Pero eso es ignorar lo que significa la economía del conocimiento, olvidar que estamos en la sociedad del conocimiento.
el salto de Gabilondo
Es tal vez de sabios perder, perderse, entrar al bosque. Es cierto que Angel Gabilondo quizas sea alcalde de Madrid, o que quizás sea un profesor que quiso ser político. Dependerá de las elecciones y de sus resultados. Conviene no ignorar que Madrid tiene una tendencia a ser muy señorial y Gabilondo da la impresión de ser un aristocrático de la democracia, un Tory social, anarquista noble ,foucaultiano. Algo así como un Bentrand Russell,
no tan virtuoso filosóficamente, aunque un retórico de la altura de Cicerón. De esos que hacer obras con sus palabras.
Espero que sea alcalde de Madrid, que camine por Chueca con sus dotes de caballero, que este orgulloso hijo de carnicero y aspirante a jugador de fútbol, a eurodiputado, siga tan soñador como pocos.
Cómo puede ser un filósofo y ex Rector universitario candidato a presidente de la comunidad Madrid. Pues porque desea gobernarse a sí mismo. Y en las peores circunstancias deberá probar su desafío que diariamente nos decía que era la obligación de la filosofía, del filósofo, del ser humano.
Sostengo que Gabilondo no querrá y no podrá defraudar a sus alumnos. El habla de verdad en público, habla en público, habla de verdad.
No le ha ido políticamente bien en política, aunque es un extraordinario político universitario. Esperamos que gane para someterse a esas tentaciones que ponen en juego el gobierno de sí, como tecnología del yo madrileño. Un vasco catalán gobernando tierras de CR7, fanático forofo del Real Madrid, aunque admitió, muy a su pesar, frente a mí, que Santiago Bernabéu era amigo de Francisco Franco. Prefiere gobernar Madrid aunque algunas verdades salgan a luz sus aspiraciones a ser un gobernante pacífico, honesto. Ha dicho que por ahora Podemos, esa fuerza de jóvenes cansados de corrupción, parece ser un "veremos". Prefiere someterse a la voluntad democrática aunque sabe que podrá perder. La democracia está por encima de la filosofía según Richard Rorty, -sobre quien hice la tesis doctoral bajo su dirección- y según muchos otros cientistas. Por encima de Angel Gabilondo y de la filosofía que pregona, hay una filosofía pública del acuerdo fructífero por sobre la verdad científica, de la sabiduría sobre la ignorancia. Gabilondo tiene sabiduría y los que estudiamos filosofía amamos a los sabios como Mandela, como Luther King. Entiendo que Gabilondo lo es.
cuando nos referimos a la innovación o a la investigación no faltan quienes tienen una inexplicable tendencia a considerar que son lujos sobreañadidos en tiempos de crisis. Pero son decisivas para cualquier respuesta sensata. Podríamos pensar, sobre todo desde una política equivocada, que ahora es el momento de ocuparnos casi exclusivamente de los asuntos económicos y que ya vendrán posteriormente, si llega el caso, otras atenciones. Pero eso es ignorar lo que significa la economía del conocimiento, olvidar que estamos en la sociedad del conocimiento.
El conocimiento es el principal valor.
En primer lugar, para el desarrollo y el crecimiento personales, pero sin duda
es la fuente mayor de riqueza, en todos los sentidos. No podremos afrontar la
complejidad de la situación actual obviando el conocimiento. Y con una
concepción y perspectivas amplias, que incorpore en
el corazón de la economía la
educación, la formación y la ciencia.
Y, además,
el conocimiento es clave para la empleabilidad. No hemos de
olvidarlo ni siquiera en estos tiempos difíciles, difíciles incluso para
quienes están bien formados. Temas decisivos como la sobrecualificación o la desvinculación de la formación
con los requerimientos sociales no deben confundirnos. “A mayor formación,
mayor empleabilidad”. No
exactamente empleo, dado que ello obedece más a la configuración del
sistema productivo, que es necesario transformar, a las políticas públicas o a
la potenciación del espíritu emprendedor. Pero en tal caso el conocimiento no
deja de ser determinante. También para estructurar la sociedad moderna.
Suele
citarse con frecuencia que Einstein afirmaba que “la ciencia es maravillosa si uno no
tiene que ganarse la vida con ella.” Esta alusión relativa a las
penurias que comporta la entrega es asimismo su reivindicación. Pero para
nosotros es a su vez una llamada para que sea reconocida y valorada. Es
decisivo impulsar su generación con dimensión social.
El
desarrollo y el bienestar están profundamente vinculados a la
innovación y a la
investigación, a la formación y a la educación. Y aún
más, la ciencia ha de ser considerada como una creación humana al servicio de
la libertad, la justicia y la equidad. Ello nos llama a no olvidar que el saber
es un bien común y que es imprescindible no
mercantilizar el conocimiento. Su excelencia es siempre una necesidad y ha de ser
considerada con una visión abierta y amplia. Las llamadas ciencias exactas,
técnicas, sociales, humanas… son en definitiva posibilidades determinantes de
vida. Así que perder o dilapidar conocimiento es ya la
mayor expresión de crisis. No digamos, ignorarlo.
Angel Gabilondo
El País, el salto del Angel
El País, el salto del Angel