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“será necesario renunciar al secular modelo del progreso histórico (…) toda negación sirve de segundo plano a los lineamientos de lo vivo, de lo positivo, de suerte que los fenómenos llamados ‘caducidad y decadencia’ deben ser considerados como los precursores, los espejismos de las grandes síntesis posteriores” (Didi-Huberman, 2006, pág. 136).
George Didi Huberman fija este modelo de historia inexacta sobre la base de los textos de Benjamin, en especial las Tesis sobre la filosofía de la historia (Benjamín 1967). La imagen constituye para Benjamin el fenómeno originario de la historia: una imagen es aquello donde el tiempo pasado se encuentra con el ahora en un relámpago, formando una constelación. En otros términos, la imagen no hace otra cosa que reconocer la dialéctica en suspenso, que no considera la dialéctica como superación histórica, sino la exención de resolución y hasta en retraso o suspenso (dialectik im stillstand). Mientras que la relación del presente con el pasado es puramente temporal, la relación del tiempo pasado con el ahora presente es dialéctica: no es algo que se desarrolla, sino una imagen entrecortada, diferente a la semejanza en sentido comparativo, que puede ilustrarse en el entrecortamiento de las fotos de la cinta cinematográfica o en la apreciación de una cámara lenta, a lo que Huberman llama “malicia visual” del tiempo en la historia. Como un ritmo extraño que desmonta la historia y arroja a la confusión.